Tumini: ¿Volvemos a un festival de endeudamiento externo?
El gobierno nacional difundió hoy como una gran muestra de confianza en el país, que los “mercados” (financieros) internacionales ofrecieron 67.000 millones de dólares para cubrir la deuda que pagaremos a los fondos buitres. Los “analistas” económicos vinculados de una u otra forma al macrismo, fueron mas allá y festejaron diciendo que esto abría las puertas para un nuevo y venturoso futuro para la Argentina.
En la letra chica de la información, se puede descubrir que las tasas de interés que se deberán pagar por el préstamo que nos hagan (15.000 millones dólares, todo indica), son bien altas para las que hoy existen en el ámbito internacional y también para los países emergentes. De hecho son casi el doble de las que hoy les cobran para préstamos similares a Méjico, e incluso Brasil que está inmerso en una fuerte crisis económica.
Repasando la historia nuestra de los últimos 40 años, vemos que en las dos anteriores oportunidades en que llegó al gobierno la derecha vernácula -en 1976 con la dictadura y en 1989 con Menem- y puso en marcha modelos económicos neoliberales, el discurso fue el mismo: “el país vuelve al mundo, somos otra vez confiables, apuestan por nosotros”. También fue similar la decisión de ambos gobiernos, de endeudar la nación con el falaz argumento de que reforzaríamos con ello nuestra capacidad productiva y nuestra economía. Basta leer lo que decían Martínez de Hoz y Cavallo en su momento.
En realidad lo que hicieron fue ofrecerle al sistema financiero internacional (es decir a los grandes bancos) un excelente negocio, en particular por los cortos plazos y las altas tasas de interés pactadas. Como así también a los grandes grupos económicos locales que, con ese ingreso de dólares, siguieron dos caminos: adquirir deudas que luego por diversos mecanismos pasaron en gran parte al Estado para que las paguemos todos los argentinos y no ellos; y fugar una parte significativa de las divisas al exterior.
Así heredó el gobierno de Alfonsín una enorme deuda para el tamaño y la situación de nuestra economía de 43.000 millones de dólares, que condicionó absolutamente su desempeño y estuvo en la base de la hiperinflación final. Así llegamos también al default del año 2001, con una deuda de 120.000 millones de dólares, absolutamente impagable, por la magnitud, los plazos y los intereses altísimos, en una economía destruida y sin un dólar de reserva. Ese fue el final de las aventuras neoliberales a que nos llevó en tiempos recientes la derecha argentina. Cuyos exponentes empresariales y sus socios externos llenaron sus bolsillos a costa del país y su gente.
Ahora, todo indica, con el mismo verso, vienen por mas. Pagan a los fondos especulativos cifras insólitas con el argumento de que el país no puede arrancar si eso no se hace. Salen a la búsqueda de nuevo endeudamiento para pagar a los buitres a altísimas tasas de interés, con el argumento que es porque nuestra nación “no es aun confiable”. Mientras tanto comienzan a preparar el terreno para otro y masivo endeudamiento, con el discurso de que es “para obras de infraestructura que contribuyan a producir mas y mejor”.
Las experiencias anteriores de la derecha argentina, no auguran nada bueno con el festival de endeudamiento externo que ya comenzaron. Como ya dijimos, se usan luego esos préstamos, que son por lo pronto gran negocio para la banca internacional, para pagar deuda e intereses, para financiar el déficit comercial que produce la apertura externa que destruye producción nacional, para bicicletas financieras y para fugar divisas al exterior usando las empresas offsshore que aparecen en el Panamá Papers. Terminamos en no largo tiempo, saqueados e inmersos en grandes crisis que pagamos todos menos ellos.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur