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Fotos Juan P. Barrientos y Leandro Sánchez

Es una epidemia que afecta a todos por igual: ricos y pobres, adolescentes y adultos, urbanos y campesinos. Es tan silenciosa como letal, porque se oculta en la intimidad de los hogares y se cuela por las hendijas de una sociedad desequilibrada y en constante tensión. La violencia de género hace estragos y su máxima expresión, el femicidio, se ha transformado en una marca difícil de borrar de las estadísticas oficiales. Según un relevamiento del Observatorio de Femicidios en la Argentina, durante el primer semestre de 2012 hubo 119 homicidios de mujeres por violencia de género. Cuatro mujeres asesinadas cada seis días. El mismo estudio revela que en 7 de cada 10 casos, el presunto agresor resultó el marido o ex pareja de la víctima. A estas cifras alarmantes se suman los datos recabados por la Corte Suprema de Justicia y el gobierno porteño, que recibieron un promedio de 50 denuncias por día sobre violencia doméstica. “No podemos seguir esperando que mueran más mujeres, porque si tocan a una de nosotras, nos tocan a todas”, afirmó la diputada nacional Victoria Donda, coautora junto a su par Virginia Linares de una iniciativa parlamentaria que propone declarar el estado de emergencia en esta materia y protagonista de la producción fotográfica que ilustra esta nota. Junto a la Asociación de Abogados porteña, las legisladoras vienen insistiendo con la implementación de la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Erradicar y Sancionar la violencia intrafamiliar, sancionada en 2009. “Es la herramienta con la que ya contamos, es esencial, porque considera a la violencia de género en un sentido amplio y, lo más importante, encarga al Estado el diseño e implementación de políticas públicas de diversa índole con el objetivo de erradicar y prevenir este tipo de violencia”, explicó Donda. Sin embargo no se cumple y la diputada del Frente Amplio Progresista  aportó algunos números que ayudan a entender por qué: “El Consejo Nacional de las Mujeres recibió este año una asignación presupuestaria de $13.842.232, que representa el 0,0027% sobre el total del Presupuesto nacional. Esta asignación presupuestaria es casi nula, vergonzosa, teniendo en cuenta que este organismo es el responsable de la aplicación de la ley en todo el país”.

Con este diagnóstico coinciden también varias especialistas, como Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), organización que acaba de presentar otro informe sobre violencia de género. “No hay políticas articuladas que protejan a las mujeres golpeadas y amenazadas por sus parejas y tampoco una campaña nacional que desnaturalice la violencia, ni educación en los colegios para explicarles a los chicos que la violencia no es normal”, aseguró la profesional. El trabajo cuestiona las dificultades para la aplicación de la ley sancionada en abril de 2009, la superposición y falta de articulación y coordinación de programas y actividades en distintos ministerios y organismos nacionales, provinciales y municipales. “Esto implica el mayor uso de recursos con menor impacto, que se agrava por la baja asignación presupuestaria al órgano ejecutor y coordinador de estas políticas, el Consejo Nacional de las Mujeres, y en general la falta de decisión política para priorizar estas políticas por parte del Gobierno nacional. Por ejemplo, actualmente el Ministerio de Justicia de la Nación tiene tres programas sobre violencia de género, cada uno es muy bueno, pero ninguno sabe qué hace el otro. Eso es desperdiciar recursos”, apunta Bianco. Además de denunciar la superposición entre los programas de los distintos ministerios, el documento afirma que la mayoría de los esfuerzos se concentra en la Ciudad de Buenos Aires. También advierte que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación “todavía no firmó convenios con bancos para que las víctimas puedan acceder a un crédito, a pesar de que así lo ordena una ley de 2009” y que, hasta el momento, el Consejo Nacional de las Mujeres “no confeccionó un sistema único de recolección de datos que pueda mostrar el mapa de la violencia contra las mujeres”.

“Ahora se denuncian más casos; se suceden más golpizas, más ataques cada vez más violentos, más riesgosos, que terminan en la muerte; y además los medios toman estos casos más precozmente. Al mismo tiempo, cansadas de hacer denuncias y que nadie haga nada, las mujeres se vuelven proactivas, como el caso de la mujer de Bahía Blanca que pidió a un familiar que filme si el padre de su hija la golpeaba, y toman actitudes y precauciones para denunciar lo que les pasa. Hay más violencia porque la sociedad tiene un problema cultural que no ha superado: la mujer no es valorada y si no hace lo que el hombre quiere, se la castiga”, explicó Bianco (…)

 NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN IMPRESA DE EL GUARDIÁN.