Las consecuencias de someterse al FMI. Editorial de Humberto Tumini
EDITORIAL
8 de mayo del 2018
Las consecuencias de
SOMETERSE AL FMI
La triste historia de pedirle préstamos al FMI es muy larga en la Argentina. Es bueno recordarla ahora que el gobierno de Macri ha decidido regresar una vez mas a los préstamos condicionados de dicho organismo.
Empieza el 19 de abril de 1956 en que la Argentina ingresa al FMI. Ya a fines de 1958 el presidente Frondizi anuncia el primer “Plan de Estabilización” acordado con el Fondo: 1) Reducción del déficit fiscal. 2) Devaluación monetaria y libertad cambiaria. 3) Disminución de la protección arancelaria e industrial. 4) Fin de los controles de precios. 5) Restricciones a aumentos salariales 6) Fomento a las inversiones extranjeras. 7) Fomento del endeudamiento externo público y privado. El ministro que aplicó dicho plan fue Alvaro Alsogaray, famoso por su “hay que pasar el invierno”, justificando el ajuste y pidiendo paciencia a la población.
El segundo es en la dictadura de Onganía con Krieger Vasena en marzo de 1967. Se recompone la relación con el FMI, puesta a distancia por Illía, con un “acuerdo contingente” que, por primera vez, plantea límites al déficit fiscal. Todo termina con el Cordobazo.
El 9 de agosto de 1976 Martínez de Hoz hace otro “acuerdo contingente”, con más condicionantes todavía que el de Krieger: 1) Límite máximo al déficit fiscal. 2) Límite mínimo a las Reservas Internacionales. 3) Límite a la expansión del crédito interno. 4) Reducción de la inflación. Allí comienza el gran endeudamiento externo del país que era solo de 7.000 millones de dólares al momento del golpe.
Cuando llega Alfonsín en 1983, comienza la puja con el Fondo que exige cumplir con el ajuste de los compromisos previos. Su Ministro de Economía envía una carta al FMI en la que dice: “La deuda externa es un problema serio (…). Fue contraída a través de la aplicación de una política económica autoritaria y arbitraria, en la cual los acreedores tuvieron activa participación, sin beneficio alguno para el pueblo argentino (…). El gobierno argentino desea subrayar que, a su juicio, ése es el tema central de la negociación que esta Carta pone en marcha. (…) Pero debe entenderse que ello no significa la adopción de compromisos que condicionen su soberanía en el manejo de sus problemas internos”.
Mas allá de esta expresión de deseos soberanos, Grinspun debe renunciar y hay un cierto regreso a políticas neoliberales con Sorrouille y el “plan Austral”, con el visto bueno del Fondo. Fracasado el mismo y ya con otro acuerdo “stand by” mas en firme con el FMI, van en 1988 al “Plan Primavera”. Es el principio del fin del gobierno alfonsinista en medio de la hiperinflación.
Llegado Menem, con el Plan Brady de 1989 y la convertibilidad posterior, el FMI estrechó los vínculos con el gobierno durante diez años y fue dictando las principales políticas económicas como las privatizaciones y la apertura económica externa. Las consecuencias en términos de destrucción productiva y del Estado, aumento del endeudamiento externo, del desempleo, la pobreza y la desigualdad son ampliamente conocidas.
Luego le tocó el turno al gobierno de la Alianza. Durante el mismo todas las decisiones económicas eran consultadas al Fondo, que nuevamente habilitó millonarios créditos para paliar el desajuste; acuerdo “stand by” mediante firmado con Machinea en marzo del 2000. Así nacieron el “Blindaje” primero y el “Megacanje” luego. Todo a cambio de la Ley de Déficit Cero y otros condicionamientos económicos severos. La historia terminó con el corralito, las jornadas del 19 y 20 de diciembre y el default de u$s 144.000 millones.
Ahora, este gobierno neoliberal de Cambiemos, que hizo el verso de que volvía al mundo para recibir una “lluvia de inversiones” que sacaría el país adelante, pero que en realidad volvió nueva y rápidamente al endeudamiento externo mientras ajustaba a la mayoría de los argentinos con el argumento de la pesada herencia, nos pone en brazos del FMI.
Lo adjudica falsamente a que han cambiado las condiciones internacionales, miente que es para sostener “el gradualismo” y sobre todo oculta las draconianas condiciones que le pone el Fondo a nuestros países, como la experiencia histórica demuestra, por prestar dinero. Pronto veremos frenarse la economía, cerrar pequeñas y medianas empresas, aumentar la desocupación, la pobreza y la marginalidad.
Humberto Tumini
Presidente Libres del Sur