La fantasía de la igualdad
EL FENÓMENO 50 SOMBRAS Y UN DEBATE INCÓMODO
La fantasía de la igualdad
Por Florencia Guerrero
Como en sus viejos tiempos, esta noche en las calles del Abasto porteño las calles regalarán Carnaval. Son las 15 y el sol todavía refracta sobre ese cemento, invitando a otras actividades. En la esquina de Corrientes y Jean Jaures, una pareja de treintañeros camina ligero. “Te dije que había que llegar antes”, se queja la chica, que compró por Internet dos tickets para ver 50 sombras de Grey, la que promete ser una de las películas más taquilleras de la temporada.
Por cada sombra una polémica. Si en los diarios se imprimiera la historia de un señor que ha sido abusado desde muy niño e iniciado en el sadomasoquismo a los 16 años y en la adultez le pega a su mujer cuando los balances de su megaempresa dan mal, acarrearía el insulto generalizado. Ahora bien, si lo mismo se cuenta desde la literatura erótica, ¿la respuesta debe ser diferente? Aún más, ¿puede esa propuesta provocar atracción en una porción considerable del sexo femenino?
“A las mujeres nos calientan muchas cosas. Entre ellas está ese juego de ‘cazador cazado’ y la entrega simbólica de un poder que claramente está en nuestras manos. Muchas de nosotras formamos parte de una generación que creció con Cenicienta como libro de cabecera. Las niñas de hoy fantasean con ser princesas de cuentos de hadas, pero no por eso dejamos de hacer nuestra vida”, arriesga la escritora uruguaya Mariel Ruggieri desde España, donde está presentando Atrévete, una novela erótica que ya vendió más de lo que soñaba en este continente.
Para sorpresa de varios, si bien los consumos culturales nacionales y populares parecían en las antípodas de la proclama a favor de la violencia contra la mujer, la novedad es la que aporta este buen señor Grey, que alienta con total relajo todos los tips del hombre violento: el que separa a su mujer de los vínculos directos, se enoja si esta debe viajar a ver a su madre, le dice qué comer, qué tomar y –aunque usted no lo crea– cuando un balance de su empresa le da en rojo, se desquita con la muchacha.
Lejos de ser una pavada, esta película exalta la figura de hombre manipulador, poderoso y violento. No hay que ser feminista para reconocerlo, con tener algo sentido común alcanza. “En una primera impresión, parecería que el machismo es un tópico de las novelas románticas actuales, pero cada historia es diferente. Por otro lado, si existe este trasfondo y las novelas se consumen como se consumen, es un claro indicador de que la fantasía imperante aún tiene que ver con eso. Más que criticar, habría que analizar qué nos está pasando, cuáles son nuestras expectativas con respecto al amor romántico y a la vida de pareja, y si el escritor tiene responsabilidad al perpetuar estos modelos, o su objetivo debe ser simplemente entretener”, se defiende Ruggieri.
Entre las opciones de la industria, la literatura erótica no es la única que propone un perfil masculino criticable. En la turca Las mil y una noches, la propuesta es similar: un hombre poderoso y adinerado que paga a su secretaria una cuantiosa cantidad para dormir con ella. Luego se enamorarán y otras yerbas. Para entonces, el buen señor es casi dueño de la chica en cuestión. Algo similar pasaba en retóricas construidas en otras décadas, cuando Arnaldo André logró una fama impensada por dar cachetazos ante la cámara a su contrafigura. “En el caso de la novela turca, la audiencia está viendo a un protagonista masculino viril y atractivo sufrir por amor al haber cometido un error con la protagonista femenina. Más que las maneras de narrar, ciertas producciones nos trasladan a arquetipos culturales que reactivan memorias misóginas y patriarcales”, analiza el guionista Marcelo Camaño, presidente de la Asociación de Autores Audiovisuales Migré.
Justo en esa matriz que se comienza a tejer con el desandar de los primeros años de vida, Raquel Vivanco, coordinadora del Movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), pide hacer foco: “Lo que muestran las producciones televisivas es aquello que inocentemente muchas conocemos en nuestros primeros años de vida. Se nos enseña que la mujer debe ser sumisa y eso va reforzándose con el correr del tiempo. La ficción siempre contribuyó a sostener esta desigualdad entre hombres y mujeres”. Es en esas “verdades” construidas con tiempo y esfuerzo en las que se sustenta el alto interés sobre estas producciones, que contienen un mensaje de fondo que representa la esencia de muchas relaciones de maltrato, donde la mujer ha de buscar un hombre guapo, rico y deseable, someterse a él y convertirse en todo lo que él desea sin hacer caso a ninguna de las alarmas que indican que puede ser dañino. “He visto tanto sufrimiento generado por expectativas imposibles y por sumisiones penosas, que me parece que debería existir una alarma sobre este tipo de producciones. Es necesario tomar partido, ampliar el rechazo, que las madres hablen con sus hijas sobre el engaño que representa este film”, dijo el psicólogo Santiago Gómez.
Lejos de esa alarma, la industria editorial aplaude el éxito, a la cola de las millonarias ventas que reúne. A las varias reediciones que 50 sombras de Grey ya consiguió en esta parte del globo, se sumaron grupos de lectura digital propiciados desde las redes sociales, en los que las participantes se pasan el texto y luego discuten. El reverdecer del género erótico se dio gracias a la llegada de Internet y el interés por blogs de género. “Leo el blog de Amílcar Moretti, Erótica de la Cultura, y hubo algunas reseñas de la peli ahí. Cuando supe que la estrenaban, me organicé con las chicas”, explica entre feliz y avergonzada Ester Barros, mientras señala a sus amigas. Todas rondan los 40 años, viven en Villa Crespo y llegaron con suficiente tiempo al Hoyts del Abasto para la función de las 16.
Ellas y otras tantas que ahora hacen la fila son parte de esa porción de público que convirtió la película en un boom, por el que en esta y otras salas se da una función cada media hora. Tal vez por el éxito, durante la primera semana no se permitió reservar con el 2x1 de las promociones. Para entender el fenómeno, durante los primeros cinco días el film basado en la historia que volvió una celebridad a la británica Erika Leonard –más conocida con el seudónimo de E.L. James– vendió 498.310 entradas en el país, logrando el abultado promedio de 1.538 personas por sala, según Ultracine. Una cifra más que prometedora, que no se ve desde Metegol –que alcanzó los 103.000 en el mismo tiempo– o Rápidos y furiosos 6, con 101.000.
En cuanto se supo la fecha de estreno, los cines y la distribuidora comunicaron que se habían vendido 100 mil entradas por anticipado para la primera semana. Y sólo el día del estreno, el 63 por ciento de la gente que fue a los cines eligió 50 sombras de Grey: se vendió un total de 168.000 entradas, algo que se replicó en otros países en los que se la pudo ver.
Además, según un relevamiento de la cadena Yenny, en el top ten de ventas de ficción, la mitad de los títulos son de literatura erótica. Liderados por las producciones de la prolífica E.L. James que, además de tener su versión cinematográfica, ya lanzó 50 sombras más oscuras y 50 sombras liberadas. Y en el mundo online, tanto Amazon como Telematika tienen la trilogía en los rankings de novelas de ficción, con ventas que superan a títulos reconocidos de Isabel Allende.
Y por si a Grey le faltaban espacios para contarse, el teatro vernáculo también lo exprimió con 50 Sombras! El Musical, una parodia del best seller que ya fue vista hasta por Enrique Pinti.
“Es innegable que el libro y la película son un fenómeno editorial escrito por mujeres que llega a miles y miles de otras mujeres. Pero lo que esconde sigue siendo un mandato masculino que demuestra que es esa visión machista del mundo la que sigue manejando los hilos de la industria cultural”, denunció Vivanco. En este sentido, Gómez señaló: “Sigue siendo materia de investigación y comprensión este planteo aparente de vivir cierta apertura. Muchas chicas dicen que leer esos libros les resulta liberador o lo ven como una locura relacionada con el amor y la pasión, y no con la violencia de género”.
¿Quién es quién frente a estos manuales de seducción y erotismo para dummies? “Es mentira que el machismo ha retrocedido. El éxito de esta película, como de muchas novelas en las que se manipula o usa a las mujeres, está basado en cómo se disfraza todo con la aparente historia del príncipe azul. Trabajamos para cambiarlo, pero nos falta mucho”, aseguró Vivanco.
“Yo quiero pensar que el perfil de mi público es variado en cuanto a sexo y edad, porque ese es el objetivo que me planteo siempre, pero lo cierto es que las devoluciones que recibo son exclusivamente de mujeres de veinte a sesenta años, y de las más variadas ocupaciones”, responde Ruggieri, que además supone que sus lectoras buscan entretenimiento con emociones, “vivir otras vidas, escapar de realidades algo frustrantes, estimular la imaginación, enriquecer su vida sexual”.
Allá, muy lejos de la polémica, está ese ejército de mujeres que hoy ha venido a ver la película. Seguramente ninguna haya escuchado el no menos peyorativo “es basura, porno para mamás”, con el que definió al film Stephen King. Tampoco a Madonna decir que ese texto sólo podría ser sensual para alguien que no haya tenido sexo. Estas mujeres –muchas con sus parejas–, de entre 30 y 60 años, hoy han venido a ver algo que por alguna razón las interpela al punto de que el cine obliga al personal de seguridad a recorrer la sala durante la función, para prevenir “desbordes” como en México, donde una mujer de 33 años fue detenida por masturbarse en plena proyección de la fantasía millonaria de E.L. James.
Pasaron dos horas: las amigas de Villa Crespo cruzan la frontera de la puerta vidriada del shopping y escapan, sin siquiera pensar en quedarse al corso. Vuelven a sus casas a cumplir con los quehaceres, hasta que empiece la novela. Otra vez.
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