Coronavirus: Precaución y firmeza que falta lo más difícil. Editorial de H. Tumini.
Coronavirus: Precaución y firmeza que falta lo más difícil
El presidente de la Nación acaba de extender la cuarentena, con mínimas flexibilizaciones. Busca así continuar aplanando la curva de contagios y, por ende, lograr de esta manera que nuestro endeble sistema de salud pueda estar mejor preparado. Resistiendo así el inevitable aumento de enfermos y disminuyendo por ello el número de muertos.
Compartimos plenamente la prudencia del gobierno. Si se observa la experiencia de otros países, puede ser muy trágico relajar el aislamiento social antes de tiempo. Teniendo en cuenta, además, que todo indica que la Argentina está aun en una etapa de crecimiento de las infecciones que no sabemos cuánto va a durar.
El otro gran problema que afrontamos es el económico. Veníamos complicados de años de estancamiento; agravados durante el macrismo que puso la pobreza en el 40%, la desocupación muy alta y la inflación por las nubes. Todo se empeoró enormemente ahora, se frenaron al mismo tiempo y de golpe la producción y el consumo; ni qué hablar de la inversión.
Como correctamente se ha señalado, se acabaron las recetas neoliberales en que, supuestamente, la “invisible” mano del mercado resolverá las cosas. Es la hora del Estado, de las medidas anticíclicas, de que los que mas tienen pongan mas para aliviar a la mayoría. Los principales países del mundo, aun con sus gobernantes derechosos y amigos de la escuela de Chicago, así lo han entendido.
También Alberto y su equipo económico se movieron en el mismo sentido keynesiano anunciando una cantidad de medidas. Aunque debemos decir que no parecen lo suficientemente contundentes y se van aplicando con cierta lentitud.
Como se puede observar, el parate económico es muy significativo a partir de la cuarentena. Afecta a todos, pero en mucho mayor grado a los mas pobres, a los trabajadores informales y a las pymes -donde trabajan millones de personas- que no tienen espaldas para resistir. En síntesis, a los que menos tienen. A esos hay que asistir ya. No solo por una cuestión moral, sino también porque si ese tejido social y productivo que ya venía dañado, se lesiona seriamente, la salida del estancamiento y la pobreza será mucho mas difícil y larga en los tiempos por venir.
Si cabe alguna duda de las necesidades hoy de esos sectores, tenemos el crecimiento de la demanda de alimentos en los barrios populares: “Pasó de 8 a 11 millones de personas”, señaló el ministro Daniel Arroyo. Como así también, en otro ejemplo, el número de anotados para cobrar los 10.000 pesos del Ingreso Familiar de Emergencia. El gobierno calculaba que serían 3.600.000 y la cifra llegó a los 12.000.000.
Como decimos mas arriba, las respuestas gubernamentales hasta ahora, sin desconocer las limitaciones económicas que existen, son todavía limitadas y sobre todo lentas. La distribución de alimentos está por debajo de las crecientes demandas de las familias pobres. El cobro de la IFE se viene demorando y ahora se informa que será el 21 de abril, a casi un mes desde su anuncio. Lo mismo sucede con el crédito al 24% de interés para que las pymes puedan pagar sueldos, que los bancos gambetean ostensiblemente.
A todo ello hay que sumarle el sostenido, y a veces desmesurado, aumento de los precios de los productos de la canasta básica; que esmerila las ayudas y subsidios gubernamentales para los mas necesitados.
No debe dejar el presidente que el problema se agrave ya que no solo tendrá consecuencias hoy, sino en el futuro para sacar el país adelante.
Dicen los libros que no se debe recurrir a la emisión monetaria en un grado inconveniente, ya que puede producir mas inflación. Pero el propio Alberto ha señalado que, en este escenario, “todo hace suponer que la inflación no debería ser el problema”.
Además, hay dos medidas importantes para tomar que favorecen al fisco. Una es suspender todo pago de deuda; no solo la emitida en dólares, fundamental para no perder reservas, sino también la que tenemos en pesos para no monetizar por esa vía la economía. La otra es avanzar en el impuesto a la riqueza, aunque protesten por ello los ciudadanos mas adinerados y sus defensores.
A ellas hay que sumarle mas control de los precios. En toda la cadena, pero en lo fundamental en los grandes formadores que son los responsables principales de los aumentos.
Al igual que con la epidemia, en el terreno económico lo mas difícil está por venir. Precaución y firmeza son indispensables para diseñar el camino de salida.
Humberto Tumini
Presidente de Libres del Sur