Carta Abierta a Eduardo Anguita

Carta Abierta a Eduardo Anguita

Eduardo te escribo entre dolido y enojado por una nota que salió recientemente en el suplemento Ni a Palos, del diario del cual sos el director.
Podría escribirle a la periodista o al editor pero a ellos no los conozco. A vos sí. No personalmente, pero sí a través de la relación que establecimos a través de tus libros o de tus artículos periodísticos, con los cuales puedo coincidir o no, pero sé apreciar la seriedad y el compromiso con el cual están escritos. Por esta razón es que recurro a vos, porque entiendo que algún mecanismo o criterio con el que se está manejando el diario no se condice con el trabajo y la mirada que desarrollaste toda tu vida.
En una nota publicada el 31/07 una periodista del Ni a Palos en una nota tan breve como escasamente periodística utiliza la oportunidad de debatir sobre la campaña de Victoria Donda “Vamos a portarnos mal” para repartir una serie interminable de agravios-por otra parte innecesarios- que nada tienen que ver con el supuesto objetivo de la nota.
La habrás leído, pero por si acaso quiero repasar algunos de los exabruptos que aparecen en la nota; trata a Victoria de “la nueva hormiguita Ocaña” ni bien arranca la nota sin explicar a que debe su definición. Más adelante y luego de una serie de reflexiones al menos divertidas, no se priva de decir “A veces nos da pena Victoria”; “siempre promoviendo debates que ya fueron hechos agenda por el gobierno nacional” Y sigue esta periodista, ya al borde de aburrir y de parecer esconder algún despecho personal que intenta compartir con los lectores, con una frase digna de un culebrón mexicano: “Siempre tan sola, (por Viki) creyendo que está tan acompañada”
Hasta aquí la nota, si bien ya es preocupante a pesar de su escasa extensión- éste tal vez sea el principal mérito de la autora-, es al menos un poco cómica, sin embargo cuando la periodista intenta avanzar hacia conclusiones profundas, la nota ya pierde su candidez y se vuelve preocupante. En tono un tanto críptico y de reflexión interior, escribe la periodista: “Vicky está intentando la revolución de las instituciones (…) probablemente no tenga en cuenta que la juventud de ahora piensa, vive y milita bajo un manto (sic) institucional, y que ya se dio cuenta, hace rato, que la naturalización de lo paupérrimo (¿?) era lo que se tenía que cambiar para fortalecer el modelo de gobierno actual” Uff  se hace difícil, casi intransitable su párrafo, sin embargo hay profundos errores e infantilismos en su mirada.
Podríamos responderle a esta  amiga que sigue siendo una tarea pendiente revolucionar nuestras instituciones. Basta ver el funcionamiento de algunas instituciones, tales como la policía, los sindicatos, o la justicia para empezar a tener una idea del tamaño de las tareas pendientes. Los ejemplos son demasiados, así que no hace falta detenerse en ellos. Por otro lado, afirmar que “la juventud” busca el fortalecimiento del gobierno actual suena a un deseo de la autora que no guarda relación con la realidad. Lamentablemente la participación juvenil en la política es por ahora, más allá de nuestros deseos, incipiente y si la autora pudiera salir de su encierro interior notaría que alcanza, no sólo al Frente para la Victoria, sino también a los que piensan, (pensamos) que es posible avanzar en todo lo que este gobierno ni ha intentado. Sin embargo esta es una apreciación personal y como tal, la entiendo relativa y discutible. Sería recomendable que el suplemento Ni a Palos y Miradas al Sur tuvieran una actitud de humildad semejante y que no buscaran transformarse en órgano de difusión de La Cámpora, porque al menos las prensas partidarias de la izquierda, al menos tienen la ética de alertarlo a quienes la compran.
La nota sobre Victoria además de agraviante es algo peor, conformista y ese es el peor de los pecados de una juventud que se plantee construir una Argentina para todos.

Matías Cambiaggi (Sociólogo, militante y amigo de Victoria)
 

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Vamos a portarnos mal

Marisol De Ambrosio en Miradas al Sur 31 Julio 2011

Victoria Donda, la nueva Hormiguita Ocaña, lanzó una campaña más que curiosa por varios motivos. Lo primero que nos llama la atención es la manera en que está posando: de forma muy sugestiva, sosteniendo un cartel que lleva el nombre de la campaña: “Vamos a portarnos mal”.
El mensaje, si mal no entendemos, propone a la juventud un dejo de rebeldía ante tanta miseria institucional naturalizada como correcta, porque, si pasamos por alto el horror del photoshop, la postura de los jóvenes que la acompañan, el robo descarado del concepto a Calle 13 y el Congreso detrás; y si en realidad pensamos que el “vamos a portarnos mal” significa hacer “las cosas bien” (o sea, según lo que manda la ley), podremos pensar que Vicky está intentando hacer, desde su banca –a la que llegó por el Frente Para la Victoria, un llamado a los jóvenes para cambiar la realidad haciendo la revolución de las instituciones.
Como se bajó del barco kirchnerista cuando éste chocó con el iceberg del “campo”, probablemente no tenga en cuenta que la juventud de ahora piensa, vive y milita bajo un manto institucional, y que ya se dio cuenta, hace rato, que la naturalización de lo paupérrimo era lo que se tenía que cambiar para fortalecer el modelo de gobierno actual.
A veces nos da pena Victoria. Siempre atrás del caballo; siempre promoviendo debates que ya fueron hechos agenda por el gobierno nacional. Siempre tan sola, creyendo que está tan acompañada. En fin, Vicky, seguí participando.

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