Capitanich, la muerte y la pseudo justicia social

Capitanich, la muerte y la pseudo justicia social

La muerte del pequeño Néstor, miembro de la Comunidad Quom, nos llega a lo más profundo del sentimiento. Pero la parte emotiva, el dolor que las personas normales sentimos, la conmoción que causa pensar en la muerte de quien no pudo siquiera concretar sus más inocentes aspiraciones (salud, comida, escuela y un juguete), no puede opacar la responsabilidad que todos tenemos: razonar políticamente. La enorme falsedad del discurso K, su permanente delirio acerca de los avances producidos en una década, no puede seguir tapando el desastre que ha generado en la economía real, esa que va dejando por el camino a los trabajadores, a los jubilados, a los adolescentes sin escuela y sin trabajo. Y menos aún puede seguir encubriendo el daño que provocan entre los Pueblos Originarios sus más vergonzosos administradores, entre los cuales los gobernadores del Norte (Este y Oeste) son en general dueños y señores feudales y compiten entre sí para ver quién se apropia más de la ya arruinada vida de los silenciosos hermanos de la Madre Tierra. Contando con punteros bestiales y funcionarios archicorruptos, les venden sus tierras, les roban sus documentos, y los golpean a mansalva con la complicidad (cuando no) de las fuerzas de “seguridad”.

Ahora, ante la enfermedad que convive con la desnutrición en todos los pueblos humildes, la tuberculosis, pretenden los médicos pasar de mano en mano a un menor indefenso y a sus familiares que riñen con las costumbres que los hegemónicos quieren imponerle. Nadie se hizo cargo. Todos los centros de atención miraron consumirse la vida de Néstor, permitiendo incluso que se fugase de ellos, sabiendo que el chico iba muriendo lentamente. Claro: los inmorales como Capitanich, Insfran y siguen firmas, quieren corrernos por el lado de que “las ideas ancestrales de los pueblos” no dejan que estos niños vivan mejor. Tienen las manos rojas de sangre: la falsa justicia social de que nos habla el Coqui todas las mañanas, insultando a políticos, periodistas, y hasta Jueces de la Nación, en sus discursos que en un país democrático deberían haberlo hecho renunciar el mismo día que empezó a hacerlos, es aberrante. Justicia social en que por cada Lázaro mueren cien Néstor, por cada Cristóbal mueren otros tantos. Por cada vicepresidente…mejor no calcular. Si no comenzamos a cuestionar a fondo a estos esbirros de Cristina Kirchner, seguiremos muriendo un poco con cada niño desnutrido, aquellos que debemos UNIR Y DESENMASCARAR. Es la hora de borrarlos, a la vez que a los que prometen cambios para que todo siga igual.

Prensa Libres del Sur Tres de Febrero
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