Cámaras de vigilancia en las escuelas

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Cámaras de vigilancia en las escuelas. El Regreso

En el año 2011, en el fragor de la campaña electoral, el Intendente Bruera anunciaba en la página web del Municipio la instalación de cámaras de vigilancia dentro de la escuela primaria 22. Acompañaba esto con una tonelada de afiches en los que prometía seguir poniendo camaritas dentro de las escuelas como la gran novedad securitaria.

La intervención de la Justicia, en fallo del Juez Arias del 30 de diciembre de 2011, obligó al retiro de esos dispositivos, prohibió que se instalen en cualquier otra escuela y alertó sobre las consecuencias punitivas que acarrea esta “práctica invasiva por parte de las autoridades públicas”. Se fundamentaba el fallo en legislación provincial, nacional e internacional. Contemplando la Ley Provincial 13.298, la Constitución de la Provincia, la de la Nación y la Convención del Niño. Ordenaba el Juez algo muy claro: brindar seguridad sin violentar derechos.

Pasaron dos años y en nuevo contexto electoral volvieron las cámaras. Esta vez en el edificio escolar de 18 y 71 donde funcionan la Escuela Primaria 58 y la Secundaria 44. Ahora, quizás, alentadas por el tenor antigarantista de las políticas de seguridad impulsadas por la Nación, a través de Sergio Berni, y la Provincia de Buenos Aires, mediante Alejandro Granados.

El edificio ha sido víctima de reiterados robos y destrozos recientemente. Con este argumento, diez días después de una oportuna visita del Diputado y candidato Gabriel Bruera, por disposición del Consejo Escolar y haciendo caso omiso del fallo de Arias y de toda la jurisprudencia allí vertida, se pusieron cámaras de vigilancia al interior del edificio.
 

Estos dispositivos deben ser retirados. Está sólidamente probado que su instalación dentro de la escuela es ilegal e inconstitucional. Además, las cámaras de vigilancia en el interior del edifico no otorgan, en sí mismas, seguridad. No evitan intromisiones ni destrozos. No reemplazan ni reparan los elementos siniestrados. Lo que sí hacen es constituirse en un elemento intimidatorio para estudiantes y docentes y en un gran negocio para quien sea que se dedique a la comercialización e instalación de estos aparatos.
 
Pablo Crisóstomo
Movimiento Libres del Sur-La Plata