[CABA] 100 relatos por el #AbortoLegal
Acción colectiva #YoAborté
En el marco del Día Internacional por la Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe, el movimiento MuMaLá - Mujeres de la Matria Latinoamericana - realizó una intervención urbana "Acción Colectiva #YoAborté" frente al Congreso de la Nación.
En la intervención se exhibieron 100 relatos basados en experiencias reales de abortos clandestinos para exigir el urgente tratamiento y aprobación de la ley de legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) elaborada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Aquí alguno de los relatos presentados:
Lorena, 59 años
Mi primera experiencia de aborto data de casi 40 años atrás, pero la comento porque no veo que haya cambiado demasiado el marco de los acontecimientos en la Argentina.
Yo tenía 20 años , y al quedar embarazada no contaba con la posibilidad de una contención familiar , así que , recomendada por una amiga fui a un consultorio que , en ese momento quedaba en Barrio Norte , donde solamente pagando lo que me pedían , sin ningún control previo ,ni posterior , me hicieron el "raspaje". Posteriormente tuve una hemorragia y los dolores del caso, y así funcionó... Mucho tiempo después tomé conciencia de los riesgos que había corrido.
El ocultamiento y la "culpa" de mi lado, y la "avidez" comercial del médico, fueron los ingredientes del caso.
Ojalá se puedan arbitrar ya los medios, para que deje de ser una estigmatización social en la Argentina este tema, y logremos una sociedad en la que nos cuidemos como nos merecemos.
Agustina, 40 años
La ginecóloga nos atendió en su consultorio bien puesto. Después de ver la ecografía nos propuso una inyección, ya que el feto no estaba bien adherido. Con mi novio escuchamos las indicaciones: luego de aplicarla había que hacer reposo 48 hs, bancar un sangrado un poco mas importante al de la menstruación y a los días volver para control.
La noche después de la aplicación dormimos en casa, ahí nos íbamos a quedar, no pensaba ir a laburar. En ese momento vivía sola en barrio San Martín, Córdoba capital. A eso de las dos de la mañana me despertó un tirón inmenso en el abdomen y empecé a sangrar. Al rato otro tirón, mas fuerte, ya en el baño, y otro. La hemorragia no paraba. Después me enteré que eran contracciones.
Mi novio, que para ese entonces estaba más pálido que yo, salió corriendo a buscar un taxi. Al rato cayó con uno que nos llevó volando hasta el Hospital Rawson, en la otra punta de la ciudad. Sabíamos que era el único centro de salud público de la ciudad que recibía emergencias por aborto o similares.
Ya en la guardia del hospital me hicieron unas preguntas, me subieron a una camilla, suero, y de ahí no me acuerdo más nada. Cuando desperté al otro día ya estaba en una de las salas de mujeres del hospital, estaban casi todas las camas ocupadas. Pasé cinco días internada hasta que me dieron el alta, había perdido mucha sangre. Me acuerdo de la doctora que me atendía, cómo trataba de reconstruir lo que había pasado a partir de la receta de la inyección y la ecografía. Las recomendaciones que hubiera hecho ella, las advertencias en caso que volviera a repetirse la situación, las ventajas y los riesgos de los diferentes métodos. Me sorprendió el enfoque, bien concreto, sin "moralina". Creo que entendí el porqué, charlando con las internas.
Varias de las que estábamos en la sala habíamos llegado por razones similares, la mayoría eran mujeres laburantes o de familia humilde, cercanas a los 40 años, con hijos. Junto a otras dos pibas éramos las únicas menores de 30. Algunas ya teníamos varios abortos encima. Me costaba contar a la gente que me iba a visitar porqué estaba internada, sentía una vergüenza y una culpa enorme. La charla con las otras internas resultó el mejor suero reparador.
No me puedo olvidar de la mirada de mi novio en esa noche, ni del taxista que nos llevó al hospital. No había un alma en la calle, si él no pasaba no sé qué hubiera sido.
Lucrecia, 61 años
Mi experiencia con el aborto, como a todas nos sucede, fue traumática. Considero que quizá sea una excusa pero vale la pena contarla. La relación con mi marido no era óptima, de ambos lados y no por justificar, pero ambos veníamos de experiencias muy fuertes y violentas pero nos queríamos. Mi marido solo tenía 21 y yo 20 años, decidimos y buscar a un bebe al cual esperábamos con ansias. Pero nuestra relación continuaba siendo violenta, llegó otro bebe el cual también fue deseado. Es entonces que mi suegra al ver cómo nos tratábamos, ya con un tercer embarazo, cautelosamente me dijo que no podía en esas condiciones tener otro hijo, y por primera vez supe lo que es un aborto. Mi suegra arreglo todo, mi marido por supuesto no quería, pero si era mi decisión lo aceptaba.
Me llevo a una casa donde la señora no recuerdo su nombre me revisó no recuerdo de cuantas semanas estaba y me dio un turno, para realizarlo, a todo esto no sabía de que se trataba, bien llego el día y fue hecho, fui 2 veces o tres más. La última vez, pase muy pero muy mal ahí fue que mi marido me pidió que no haga más nada, que me iba a morir, no llegue a la internación pero la pase muy mal. Me cuide con pastilla las cuales me hicieron mal, el obstetra me dijo que solo me podía cuidar con profilácticos, pero además, evitaba tener relaciones por el temor de quedar nuevamente embarazada y ya no quería pasar por lo mismo. Luego de 10 años decidimos tener nuestro último bebe.
Hoy a la distancia a pesar de que pagaba no había ningún tipo de protección sanitaria, ni cuidado personal, solo era tomar la plata y apurarse porque había otras mujeres esperando, además la señora tenía miedo a que venga la policía, preguntaba por qué?. (Que ignorante), me dijo, si viene la policía vos también vas presa, además me decía que no tenía que decir nada solo que yo trabajaba para ella en la limpieza.
Hoy escucho el ruido de 2 metales chocando y me recuerda ese momento, todo era lúgubre, salía destrozada, tiritando de frío, fueron días espantosos. Se lo que es un aborto y que somos nosotras las que debemos decidir, como, cuando, donde y con quien realizarlo, con abundante información la cual yo ignoraba totalmente.
Mas allá del la agresión externa, la agresión interna fue devastador, tengo 61 años y mi marido 62, ninguno de los dos nunca más hablamos de ese momento, nos cambio a los dos.
María, 56 años
1983. Tenía 23 años y un novio, R. Yo estudiaba y trabajaba, no sabía muy bien qué quería hacer con mi vida pero SÍ sabía que no quería tener un hijo en ese momento de mi vida. No menstrué y me desesperé un poco. Con R. fuimos a ver a un médico que alguien me recomendó, en un hospital de la zona sur del GBA. Él nos derivó a un consultorio a tres cuadras de ahí. Yo tenía la plata, R. aceptó mi decisión y me apoyó. Me atendió una chica sentada en una camilla, con gran naturalidad me dio un turno para la semana siguiente y me indicó que tomara un antibiótico unos días.
Parecía un consultorio común, había gente bien vestida, mujeres y hombres. Me llamaron, me pidieron que me desnude de la cintura para abajo y me suba a la camilla obstétrica. Me inyectaron la anestesia y enseguida me dormí. Desperté en otra habitación con un leve dolor de panza. Me tomé 3 días de licencia por las dudas. Fui a mi casa. Me acosté, dije que necesitaba descansar y eso hice. Nunca tuve ningún síntoma desagradable. Cinco años después elegí tener a mi hija. Y tres años después, a mi hijo.
Para mí, fue hacerme cargo de mi misma. Creo que la experiencia me empoderó.
Al respecto la Coordinadora Nacional de MuMaLá, Raquel Vivanco, manifestó: "La clandestinidad del aborto pone en riesgo la salud, la libertad y la vida de las mujeres. Ninguna mujer atraviesa con satisfacción la realización de un aborto" y agregó: "Con esta intervención exigimos al Congreso de la Nación el urgente debate y sanción del proyecto de ley para legalizar la Interrupción Voluntaria del Embarazo"
#NiUnaMenos por abortos clandestinos
Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo para no morir.
Prensa Mujeres de la Matria Latinoamericana – MuMaLá
Fotos: Paola Olari Ugrotte